Así nos ven en…New York

Tijuana Rebuilds on Its Art

ANY city whose most widely known symbol is a painted donkey is used to being the butt of jokes. But Tijuana, often derided as a lowbrow center of debauchery and more recently as a hub of drug-related violence, is transforming itself through something that has quietly always been a strong suit: culture.
Sure, Tijuana’s seedy side still exists. But its faltering economy has slowly recovered, and the violence that plagued the city has sharply receded. In its place, a thriving cultural community that already encompassed a major Mexican institution, the Centro Cultural Tijuana, as well as music, dance and visual arts groups, has expanded. In this chaotic, messy, visceral place, the resurgence has been from the ground up, and art has landed in unexpected places.
“There is the feeling that the city has retaken itself,” said Teddy Cruz, an architect and professor at the University of California, San Diego, whose work has examined Tijuana. “There’s a kind of a vibrancy that is really unique in recent times. There’s something about the city taking back its spaces.”
One example of the sort of urban reclamation afoot is La Caja Galería (Callejón de las Moras 118B; 52-664-686-6791), a space in the 20 de Noviembre neighborhood — a dusty mix of big industrial buildings and small houses. The gallery, designed by a local architect, Jorge Gracia, opened here two years ago in an old paint warehouse. Its exterior is covered in an explosion of graffiti painted by street artists from Los Angeles, San Francisco, San Diego, Oaxaca, Mexico City and Tijuana. Inside, steel floors made from recycled shipping containers are warmed by wood salvaged from the Port of San Pedro in Los Angeles. La Caja features a lineup of well-known local and international artists, is home to an art school, and hosts dinners in which guests are blindfolded and exposed to sensations related to the exhibits.
Just a few minutes away in the emerging Colonia Federal neighborhood is the Casa del Túnel (Calle Chapo Márquez 133; 52-664-682-9570), a gallery in a long, raised house along the border that once contained a tunnel leading to the United States used by smugglers. (People and items would surface in California into a car with a hole in the bottom.) The gallery hosts exhibitions by local artists. Its permanent collection includes a bullet-riddled car found in the desert by the artist Charles Linder, now displayed out front. There are occasional events and parties on the center’s roof, which provides a view of the border’s steel fences and barbed wire about 20 feet away. The Casa is 20 years old, but the city’s turnaround spurred the opening last year of an arts collective called Mariposa (Spanish for butterfly) across the street, with studios inside a former motel that was a base for people-smuggling “coyotes.”
The city’s true new cultural nexus is the Avenida Revolución, long known among Americans as a center for tequila binges and questionable variety shows. At its heart are remade pasajes, half-century-old covered arcades that until recently were run-down afterthoughts selling the usual cheapie standbys and pharmaceuticals. The most successful is Pasaje Gómez, a collection of colorful buildings covered with tiles and topped with a plastic roof. Since it opened a year and a half ago, it has rented out 60 spaces to tenants including cutting-edge art galleries like La Tentación, which came from San Diego. The pasaje also contains bookstores, cafes and crafts booths selling locally produced paintings, metalwork, T-shirts and cupcakes. It recently hosted its first art walk, a packed affair that its owners, Miguel Buenrostro and Jaime Brambila, plan to hold monthly.
“Tijuana has this cliché of living by American rules and supplying things that Americans want,” Mr. Buenrostro said. “We’re not American, we’re Mexican. We need to have our own things.” The Pasaje Rodríguez across the street is not as packed, but it does contain several interesting galleries and stores.
Cecilia Novano, who owns the four-year-old District 10 Gallery near the city’s former racetrack (now a casino), said the pasajes have energized the city. “It’s a new moment,” she said. “It’s building. I think people are starting to believe in art. I think people are starting to believe in Tijuana.”

De ciudad vertical a zona cero [Memorial 9/11]

Plan maestro del WTC Daniel Libeskind

Se cumplieron 11 años del cambio morfológico que sufrió Nueva York tras el desplome de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. La definición de rascacielos cambió y, por unas horas, dejó de ser un motivo para alcanzar el cielo por encima de la silueta urbana de Manhattan. El atentado terrorista cambió la escala de la ciudad, dejó un hueco en la zona financiera del World Trade Center, y sólo un recuerdo de lo que fueran las dos torres esbeltas de 415 metros y 110 pisos, construidas en 1973 por los arquitectos Minoru Yamasaki, Emery Roth y Sons Consulting Engineer.

La ciudad perdió verticalidad y se llevó a un nivel de piso aún más abajo de menos cero. Las imágenes del impacto de los aviones y el desplome de cada uno de los pisos denotaron la inestabilidad y complejidad de los vínculos y afrentas culturales, aún reflejados en los edificios circundantes de la Zona Cero. “El colapso del skyline representó un límite histórico. Comenzaba una guerra sin frente ni retaguardia, ante un enemigo conjetural, que operaba al interior del sistema. El cielo amanecía como amenaza. Esa vulnerabilidad ha puesto en duda la arquitectura vertical. ¿Tiene sentido desafiar la gravedad con imanes del peligro?…El ataque a las Torres Gemelas tenía un cometido simbólico más grave: aniquilar la mitología de Nueva York”, escribió Juan Villoro en su columna para Reformatitulada “Pájaros y ceniza”.
Aún con algunos pájaros y restos de ceniza, la ciudad vertical y mitológica de los grandes rascacielos neoyorquinos prevalece con aires de una nueva identidad fragmentada. La Freedom Tower, proyectada por David Childs, buscará ser el nuevo hito arquitectónico para regenerar el sentido de urbanidad y escala en la zona. Esta torre, renombrada como One World Trade Center en 2009, tendrá 108 plantas y 1776 pies (541 metros de altura, 124 metros más que las Torres Gemelas) cifra que simboliza la fecha de la independencia de Estados Unidos. Este proyecto es parte del plan maestro del WTC a cargo de Daniel Libeskind, cuya propuesta fue elegida luego de un concurso por invitación en el que participó United Architects; THINK, encabezado por Rafael Viñoly y Frederic Schwartz; Richard Meier; Peterson Littenberg; Skidmore, Owings & Merrill; y Foster & Partners.

La propuesta de regeneración, con mayor contenido paisajista y museográfico que arquitectónico, compartirá altura con otros cinco edificios más sobre Greenwich Street, frente al nuevo National September 11 Memorial and Museum. Éste último, diseñado por el arquitecto Michael Arad y el paisajista Peter Walker, se trata de un proyecto de 6.5 hectáreas donde se integrará el museo y el monumento “Reflecting Absence”, enterrado a 21 metros, donde se localizaba la cimentación de las Torres Gemelas. En el sitio que ocuparon las torres, a nivel de banqueta, se colocaron dos cascadas que dejan caer el agua en enormes contenedores flanqueados con muros de bronce, en los que están inscritos los nombres de las 2 mil 983 personas fallecidas en los ataques del 11 de septiembre.
Además, se plantaron 225 robles blancos, que se unen a otros 175 especies arbóreas para delinear un tapiz verde en medio del asfalto grisáceo de la ciudad, rodeado de grandes edificios. Así, con una serie de intervenciones arquitectónicas inconexas que retoman la reminiscencia sobre la Zona Cero, comienza a redefinirse el punto neurálgico de Nueva York y evoca una nueva edición, pero en otro contexto, del libro The Life and Death of Great American Cities de Jane Jacobs, escrito en los años sesenta. A 11 años del 11 de septiembre, la vida y muerte de esta zona, el cambio de escala, la materialidad y el emplazamiento de emergentes hitos arquitectónicos, invita a repensar la condición del espacio público y la apropiación de nuestros alrededores, sin dejar a un lado los temas políticos, sociales y bélicos de este suceso.
“La construcción no sólo tiene la finalidad práctica de dar cobijo, ni la de crear las infraestructuras modernas de un estado. Aunque pueda parecer anclada en el pragmatismo, es una expresión poderosa y extraordinariamente reveladora de la psicología humana. Es un medio de hinchar el ego humano a la escala de un paisaje, una ciudad o, incluso una nación. Refleja las ambiciones, las inseguridades y las motivaciones de los que construyen y, por eso, ofrece un fiel reflejo de la naturaleza del poder, sus estrategias, sus consuelos y su impacto en los que lo ostentan…Si un país no cuenta con sus propios símbolos nacionales puede conseguir una suerte de gloria reflejada adoptando el estilo de una potencia declaradamente victoriosa, que sea sinónimo de eficacia, valor y éxito” (Sudjic, Deyan (2007) La arquitectura del poder, 2007).

Nostalgia por el pasado [Polaroid + ipod]

Impossible Instant Lab


Será que los «chicos de hoy» repudiamos tanto el mundo que nos tocó vivir o en verdad valoramos las creaciones del pasado; un poco de ambas quizá, pero es claro que la publicidad y muchos productos le apuestan incansablemente a ofrecer piel antigua en cuerpos claramente ultra novedosos.
Esta vez les prensentamos Impossible Instant Lab es proyecto en Kickstarter de The Impossible Project, la organización que tomó el relevo en la fabricación de película instantánea cuando Polaroid se retiró del juego.

Consiste en una suerte de cámara de fotos de película instantánea, inspirada en la mítica Polaroid SX-70 Land Camera, con un mecanismo en el que se acopla el teléfono. De modo que lo que se fotografía es la pantalla del teléfono para, a continuación y como sucede en las cámaras Polaroid de verdad, imprimir la imagen en película instantánea.

El vídeo de súplica también explica y muestra su funcionamiento.

Inicialmente el Impossible Instant Lab es compatible con iPhone, aunque cambiando el soporte se podría utilizar también con otros teléfonos.

http://www.kickstarter.com/projects/impossible/impossible-instant-lab-turn-iphone-images-into-rea

Calamar Luciérnaga [y se comen]

El calamar luciérnaga (Watasenia scintillans), un miembro de la clase Cephalopoda, subclase Coleoidea, el orden Teuthida. Estos pequeños cefalópodos de 7 centímetros, poseen cientos de pequeños y débiles órganos luminosos (fotóforos), que generan una hermosa luz azul cobalto.

La luz resultante de los sistemas químicos y bacterianos dentro de un organismo vivo se denomina bioluminiscencia y se utiliza para variedad de propósitos.

La Bahía de Toyama, en Japón, es famoso por ser el hábitat del calamar luciérnaga, cada primavera se acumulan en grandes cantidades ocupando extensas superficies del mar en un fenómeno tan especial que ha sido designado como monumento de la Naturaleza. El pico de temporada de los calamares luciérnaga, en primavera, comporta grandes capturas para los pescadores y es un buen negocio para los barcos turísticos que ofrecen salidas para ver de primer mano el espectáculo mágico.

Y en Asia estos pequeños calamares son un gran festín!

Hexbug Nano [Bichos robóticos]

Los HEXBUG han tenido gran éxito a nivel internacional y se han vendido en varios lugares como Japón, Canadá, Estados Unidos, Australia y en toda Europa. Desarrollados por Innovation First, líder en la manufactura de juguetes de consumo altamente tecnológicos y robots educativos.
Los HEXBUG son los primeros bichos aceptados por los papás en sus casas ya que son juguetes que estimulan la imaginación de los niños al interactuar con robots inteligentes que actúan por sí solos de acuerdo a lo que se encuentra en su entorno, además de volver a los niños en arquitectos de los mundos o ciudades en los que se desenvuelven los bichos.

El HEXBUG Nano usa la física de la vibración para impulsarse y explorar su entorno. Impulsado por un mini motor y 12 patitas angulares, el bicho atraviesa el suelo y rápidamente se desplaza a través de los laberintos más complejos. Los bichos poseen un misterioso sentido de equilibrio ya que incluso pueden voltear sus patas para arriba y girar ¡Para incorporarse y poner sus patas nuevamente en el piso! Cuando tienen contacto con algún objeto en su camino, este energético bicho cambia de dirección y se mueve en una nueva ruta.